En el mundo del desarrollo personal y organizacional, cada día surgen nuevas metodologías, pero pocas han demostrado tanta profundidad, aplicabilidad y transformación real como la metodología sistémica.
¿Por qué?
Porque no se queda en los síntomas: va a la raíz, porque no se conforma con “aliviar” sino que va a RESOLVER.
En coaching existen muchas metodologías potentes: mindfulness, PNL, liderazgo emocional, coaching ejecutivo… Cada una ofrece herramientas valiosas, pero a veces, por más que las apliques, algo sigue sin encajar. Es como tener varias llaves para una puerta, y ninguna abre del todo.
Eso fue justo lo que viví en una empresa de producción y venta de textiles con la que trabajé hace unos meses.
El equipo comercial llevaba tiempo sin alcanzar los objetivos. Habían probado todo tipo de enfoques: sesiones de motivación, dinámicas de coaching, técnicas de PNL para mejorar el foco. Y aunque parecía haber mejoras, los bloqueos persistían.
Fue al aplicar la metodología sistémica cuando todo empezó a cobrar sentido. A través de una configuración, se reveló que uno de los responsables del equipo estaba ocupando un lugar simbólico de “padre” para sus compañeros, y otro asumía la culpa colectiva como una carga personal. Dinámicas invisibles, pero poderosas.
Al recolocar esas posiciones internas, se liberó el sistema. El equipo se reordenó, recuperó claridad, y la energía volvió a dirigirse hacia los resultados y lo que antes era resistencia se transformó en impulso.
Eso es lo que aporta la Sistémica-HS® al coaching: no compite con otras metodologías, las potencia. Porque cuando el sistema se ordena, todo lo demás (liderazgo emocional, PNL, motivación) empieza a funcionar de verdad.
Muchos enfoques trabajan sobre lo visible: los comportamientos, los resultados, los conflictos manifiestos. Pero la metodología sistémica se pregunta: ¿qué está en el fondo de este conflicto? ¿Qué lealtad inconsciente está actuando aquí? ¿Qué desorden hay en este equipo, relación o proyecto?
Es decir, busca el motivo invisible que provoca ese problema, ese bloqueo y se enfoca en resolverlo en origen, para que se elimine por completo, tanto el propio problema como sus consecuencias.
El trabajo sistémico revela dinámicas ocultas que afectan a personas, equipos y organizaciones.
Y lo hace con una herramienta tan potente como sencilla: las configuraciones. Una representación espacial que permite ver lo invisible y recolocar lo que está fuera de lugar.
Incorporar la Sistémica-HS® a los procesos de coaching no sólo enriquece el diagnóstico, sino que acelera la comprensión y solución de bloqueos. Por ejemplo, algunos beneficios que comentan mis alumnos y clientes son:
Que tienen mayor claridad sobre el «lugar» que cada persona ocupa en el sistema.
Que son capaces de identificar patrones repetitivos inconscientes.
Que hay una mejor resolución de conflictos desde el respeto y la verdad.
Que se nota la mejora en la comunicación y el clima del equipo.
Como me gusta explicar a mis alumnos y clientes: «Liderar con enfoque sistémico no es una técnica, es una nueva forma de mirar y estar».
Como ves, la Sistémica-HS® no es solo una herramienta; es una forma de comprender la realidad. Se basa en leyes profundas del comportamiento humano en sistemas: pertenencia, orden, equilibrio, reconocimiento…
Y cuando estas leyes se respetan, todo fluye; pero cuando se transgreden, aparecen los bloqueos.
Si te interesa ir más allá en tus procesos de desarrollo personal o profesional, empieza por cambiar la mirada: suscríbete a las Cartas Sistémicas y recibe cada semana pequeñas dosis de claridad en tu email para entender lo que pasa en tu vida, tu equipo o tu empresa.