Cuando estás en un entorno de trabajo, hay conflictos que parecen personales, pero no lo son; hay tensiones que parecen casuales, pero se repiten; y hay equipos que, por más que lo intentan, no terminan de fluir.
Si estás liderando un equipo y sientes que algo se tuerce sin motivo aparente, que las reuniones se tensan sin razón clara, o que hay personas que simplemente no conectan… no estás solo. Pasa más de lo que parece.
Y muchas veces, el problema no está en lo que se ve, sino en lo que falta: que alguien no está siendo valorado … sino que está siendo ignorado, olvidado, dejado de lado…
Con toda la intención o sin querer, pero el efecto es el mismo,
La metodología sistémica nos muestra que muchos conflictos laborales no nacen de las diferencias ni de los errores. Nacen cuando se rompe una ley básica de todo sistema sano: la Ley del Reconocimiento.
Esta ley sistémica nos recuerda que toda persona tiene derecho a ser valorada en su aporte, en su lugar y en su historia. Reconocer no es hacer la pelota ni adular de forma vacía. Es mirar de verdad. Es validar que esa persona existe, que forma parte del sistema y que tiene un valor por el simple hecho de estar.
Cuando no hay reconocimiento, cuando un miembro del equipo no es reconocido (por sus logros, por su antigüedad, por su compromiso o simplemente por estar) se activa una tensión invisible que desordena todo. Y lo hace en formas muy concretas:
El sistema entra en tensión porque uno de sus miembros siente (a veces sin saberlo) que no está siendo visto. Y el resto del equipo lo refleja.
Sitúate en una empresa del sector tecnológico, en la que un joven talento asume un cargo de responsabilidad. Es brillante, proactivo, y tiene todo el respaldo de dirección. Sin embargo, no es capaz de hacerse con el equipo, no le sigue nadie. En el resto del departamento se nota la desgana, se frenan decisiones, se generan discusiones innecesarias.
Y aquí entra en juego el poder de la Sistémica-HS®
La configuración sistémica revela algo que no estaba en el radar: una empleada con más de 15 años en la empresa, nunca promovida, que había sostenido silenciosamente al departamento durante los momentos más duros. Nadie la reconoció. El sistema, por lealtad, se alinea con ella y boicotea al nuevo líder.
Cuando esa mujer es reconocida, nombrada y honrada por su aporte, todo cambia. El nuevo líder gana legitimidad. El equipo se alinea y el conflicto desaparece.
Reconocer no es un acto puntual, es una práctica continua. Si eres líder, coach o simplemente parte activa de un equipo, puedes empezar a observar estas claves para detectar tensiones ocultas y devolver el equilibrio:
Reconocer al otro no es perder autoridad, es sostenerla mejor; porque un sistema que honra su historia puede avanzar sin fracturas.
Esta ley es uno de los pilares de la Sistémica-HS®, la metodología que he desarrollado tras más de 30 años liderando y acompañando equipos.
Si quieres saber más del tema, en mi libro LIDERA, con la Sistémica-HS®, 360º la desarrollo en profundidad, junto con otras leyes fundamentales para comprender cómo funcionan los equipos desde dentro y cómo liderar de forma más eficiente, con menos esfuerzo y más consciencia.